De los que hoy conocemos como Reyes Magos sólo habló el Evangelio de San Mateo. Y no dice mucho: "Al nacer Jesús llegaron unos magos desde Oriente a Jerusalén, preguntando por el Rey de los judíos".

Por aquella época quienes interpretaban el significado de las estrellas eran llamados magos, ellos confirmaron que su viaje fue motivado por la aparición de una estrella en el cielo de Oriente a la que dieron la interpretación del nacimiento de un Rey, en este caso de los judíos. Así pues, San Mateo no nos habla del número de estos visitantes, ni tampoco les denomina "reyes".

Fue León Magno quien con su autoridad determinó que los "Magos" eran tres.

El número de Magos no esta claro, pero el número de tres, se dijo porque era la interpretación de los regalos ofrecidos al recién nacido como futuro Rey de Reyes "Oro al padre como Rey", "incienso para el Espíritu Santo" y "Mirra para el hijo, como símbolo funerario por la futura muerte en la cruz".

La denominación de reyes se les dio hacía el siglo XII ya que significaba que eran los grandes representantes del país de donde eran originarios. Los colores de la piel de los reyes era representativo de que eran los emisarios de todas las razas.

La fecha del 5 de enero se implantó posteriormente y se ha guardado como fecha "mágica" para el reparto de regalos para todos. Ha sido la tradición la que se ha encargado de enriquecer la leyenda en torno a estos personajes.

La adoración de los Reyes Magos no comenzó a celebrarse en Occidente hasta el siglo V y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando los Reyes Magos empezaron a traer juguetes a los niños.

Actualmente, Melchor, simboliza a los europeos, que ofrecen al Niño Dios un presente de oro que atestigua su realeza. Gaspar representa a los semitas de Asia, cuyo bien más preciado es el incienso, que simboliza su divinidad y Baltasar, negro y con barba, se identifica con los hijos de Cam, los africanos, que entregan la mirra, en alusión a su pasión y resurrección.

La actualmente imprescindible "carta a los Reyes" comenzó a popularizarse durante el primer cuarto del siglo XX, tradición que se conserva en la actualidad.